lunes, 7 de abril de 2025

Serpientes y escaleras

 

Durante mi infancia pasé muchas horas sentado ante  una mesa, con un tablero al centro, especialmente los días lluviosos. Los juegos de mesa fueron una parte importante en la vida de los de mi generación. Actualmente no han desaparecido, pero han ido perdiendo espacio ante los videojuegos. Otros se han sofisticado un poco, o un mucho, como el añorado Monopoly, que ya no viene con "dinero" en billetes, sino con tarjetas y una terminal…

Traigo a colación esto porque se me vino a la mente un juego que se llama “Serpientes y escaleras”. Parece que nació en la India hace más de cinco mil años, y se supone que pretende enseñar el concepto del “Karma”. No sé si lo recuerdan o lo jugaron. Es un tablero que contiene de 64 a 144 casillas. Se inicia abajo, se avanza tirando dados y gana quien llega primero a la última casilla, ubicada arriba a la izquierda. Las casillas representan generalmente escenas de la vida real, pero hay algunas casillas que entran en contacto con una serpiente y entonces resbalamos por ella y perdemos gran parte de lo ganado, o una escalera, que nos permite ascender y ganar muchas casillas. Los recuadros con serpiente dibujan escenas donde hacemos algo malo, como mentir o robar y las de escalera muestran un acto bueno como ser generosos, serviciales, amables. Trata de enseñar que los actos de la vida tienen consecuencias, según buenos o malos. Sin embargo, en el juego,  caer en una casilla “buena” o “mala” es producto exclusivamente del azar.

La similitud con la vida real es evidente. Todos hemos tenido “escaleras” o “serpientes”. 

Recién egresado de mi residencia obtuve mi primer empleo como internista en una clínica del sector salud. Aproximadamente un año después, por una serie de cambios administrativos, en el hospital donde me entrené se requería un jefe de departamento. Uno de mis antiguos profesores me recomendó para el puesto, y me cayó del cielo una “escalera”. Las cosas marcharon bien, me identifiqué con mis superiores, fui eficiente en el puesto y terminé como subdirector del hospital. Resulta que después de unos años, el líder del grupo con el que yo me identificaba y colaboraba, cayó políticamente en desgracia y eso nos arrastró a todos… Terminé como médico de urgencias del turno de noche… Tuve mi serpiente.

Tiempo después, esa serpiente se me convirtió en escalera, porque con la práctica me volví experto en urgencias, y me ofrecieron ser jefe de ese departamento en un hospital prestigioso de mi ciudad.  Me retiré de la profesión como Director Médico del mismo.

En el juego las “escaleras” y “serpientes” te llegan por puro azar, pero en la vida real no es necesariamente así, generalmente resbalar o ascender depende de tu actuación previa, aunque siempre existe una dosis de “suerte”, como sucedió en mis dos primeras experiencias. Pero, como todos los acontecimientos de la vida, toparte con “serpientes” o “escaleras”, no está bajo nuestro entero control. Lo que sí lo está es nuestra respuesta a este evento. Si me saco la lotería depende de mí si malgasto el dinero o lo dedico a inversiones prudentes y ayuda al prójimo… Si pierdo mis bienes depende de mí si me siento en la banqueta a gozar con el papel de víctima o me levanto a trabajar para reconstruir todo…

Víctor Frankl consideraba que la vida tiene sentido incluso en las situaciones más dolorosas y desesperadas. También pensaba que la voluntad de sentido es la fuerza motivadora más poderosa en el ser humano. Nos dejó algunas joyas del pensamiento:

“Cuando la situación es buena, disfrútala. Cuando la situación es mala, transfórmala. Cuando la situación no puede ser transformada, transfórmate".

"Cuando ya no podemos cambiar una situación, la vida nos reta a cambiarnos a nosotros mismos".

"Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar".

"Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino".

Estemos pues preparados para sortear tanto serpientes como escaleras.

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